He de esperar que mi amigo "Don Fernando", se encuentre muy bien allá en el cielo, ya que por su afición de bombero no debería ser bienvenido allá abajo.

Cada vez que nos encontrábamos le gustaba confidenciar este incidente, cómplicemente a sus amigos presentes. Así que vista y considerando ello, y para que sepa que por siempre lo he de recordar; ¡desde hoy pasará a ser una más de mis historias!.

 

EL BOMBERO

Julio de 1990; 2:45 AM.....el teléfono:

Él siempre había declarado su admiración de las técnicas que usamos para abrir una cerradura, cualquiera sea el tipo. A pesar que era muy cuidadoso y precavido con sus llaves, esta vez el destino le había jugado una mala pasada, a mala hora, en ese lugar, ¡y mas encima con su auto nuevo!.

¡Al parecer andaba celebrándolo!. Era uno de los primeros "Chevrolet Corsica" llegados a Santiago, y no hacían ni cinco días que le habíamos hecho la tercera llave de repuesto, justamente para evitar este tipo de llamadas.

Para don Fernando el auto era su "chiche nuevo", y no iba a dejar que nadie mas que yo le metiera mano, ¡ni menos se le ocurriría quebrar un vidrio!.

Así que tuve que levantarme y partir rumbo a La Florida.

Por citófono le avisan de mi arribo y es en el patio que nos encontramos, con el frío propio del mes de Julio.

No aguanto que los clientes me traten de garabatos, pero debido a su singular simpatía para decirlos, y el tiempo que nos conocíamos, don Fernando se había ganado ese privilegio, además que nunca los usaba groseramente.

..¿dónde está el auto?.

A pesar del frío, y de verlo tan serio, cosa no habitual en él. Sumado también los años que lo conocía, como les dije antes, y las bromas que en todo ese tiempo habíamos intercambiado, no podía mas que hacerle un poco al humor.

FIN