"La flor indemne"

 

Mientras daba los últimos toques de lima a un par de llaves que esperaba un cliente, me llama poderosamente la atención un señor que trata de convencer a un niño de unos cuatro años mas o menos, para que le acompañe.

Su nerviosismo revelaba de inmediato que no era la persona responsable de su custodia. Entonces al acercarme curioso me explica que el niño va solo, y que eso no es para nada normal, además vestía con cotona de jardín infantil.

Al interrogarlo por su destino, nos dice que va para su casa, y quiere ver a su abuelita.

-¿Pero para ir allá, tienes que cruzar la calle?.

-Si.

Automáticamente me es endosada la responsabilidad de vigilar al "querubín", ¡y de "puro curioso solamente"!, claro que presintiendo que no estaba para nada bien el hecho que el "enano" caminase solo por las calles.

Pero al tratar de retenerlo es que comenzaba a gritar "del todo alarmista", instrucción previamente aleccionada por su madre de lo mas seguro. Cuestión que llamaba inmediatamente la atención de los transeúntes que circulaban por el sector. Así que decidí seguir al " aventurero" en su peregrinar pero a prudente distancia, esperando encontrar en el camino algún carabinero, un patrulla o algún otro tipo de ayuda similar.

Previo teníamos la calle Díaz Garcés, fue ahí en donde la cosa empezó a ponerse negra, al verificar que ¡el pequeño para nada sabe cruzar las calles!, y por lo que había dicho, su intención era cruzar por en el semáforo de Marín con Vicuña Mackenna, cosa que a esa edad es un atropello garantizado.

Entonces es que detuve a una dama y rápidamente le expliqué el problema, cosa que afortunadamente entendió de inmediato y me permitió con su "complicidad comprometida", lograr arrebatar en veloz carrera, de las mismas "fauces de un bus" el "frágil cuerpecito del nene", el que instantáneamente se transforma en todo un "barraco gritón". Pero de todas maneras "sano y salvo", ¡eso fue lo importante!, aunque conciencia de ello el "chico" no la tuvo ni la tendrá jamás.

¡Fue el instante en que constaté que poseía las condiciones necesarias para haber sido un buen jugador de "rugby", ya que esa "catched of baby" no la hacía cualquiera!.(¡felicitaciones pa`yo mismo!).

Ya en los brazos de la Dama en cuestión, "el párvulo" recupera un poco la calma, lo que sirve para lograr en alguna medida algo de comunicación, para poder llevarlo a algún destino.

Caminamos hasta la calle Jofré con el niño en brazos de la señora, ya que ahí se encuentra el jardín infantil del Hospital del Trabajador, pero el "pequeño afortunado" no era "flor" de ese jardín. Pero la Tía encargada nos sugiere que lo dejemos allí en custodia temporal, mientras se comunican con los jardines infantiles del área alertando la situación.

Mi "socia cómplice" en el rescate, rápidamente siguió su camino, pero mi conciencia me alentaba a asegurar bien el futuro de ese "precoz patiperro", así que "al aguaite"me dispuse.

Como a los veinte minutos advierto que por el parque Bustamante es desplegado un batallón de "tías" y auxiliares evidenciando en su actitud, todo el nerviosismo propio y desesperación.

Todas las "gallinas cluecas" corrieron despavoridas hacia la casa que sirve de jardín infantil para el hospital del trabajador, obviando cualquier otro comentario hacia mi persona.

Antes de la entrega del menor, recibieron de todas maneras "dura reprimenda" de parte su colega del otro jardín, advirtiéndoles de las precarias condiciones de seguridad con las que deberían contar, para que les llegase a suceder algo así. Considerando que el niño salió de la sala al patio, cruzó toda la entrada de la parroquia, salió a la calle, cruzó Bustamante, cruzó el parque, cruzó Ramón Carnicer, y luego de recorrer la calle Jofré llegó frente a mi local, y lo demás ya ustedes lo saben.

Todas las involucradas se esfumaron entonces de manera tan fugaz, que causó admiración en todos los testigos y protagonistas de la situación.

A unos cuantos metros de distancia me mantuve, solo de "puro copuchento" no más, pero fue suficiente para darme cuenta que la única preocupación de todas, era el encubrimiento de lo sucedido y ¡por aquí no ha pasado nada!.

Mis "antenitas de vinilo" me indicaban que entonces "mi misión" no estaba del todo completa, así que con toda "desfachatez" ingresé a la "Parroquia Italiana" y con "ojo clínico" advertí de todas las falencias técnicas que tenía el jardín infantil que se encuentra en su interior.

No tuvo mas remedio que entrar a la oficina y luego de un rato, salir acompañada de la "educadora", quien también se hacía cómplice de silenciar la situación.

¡Nunca he recibido "chantaje" y esta no iba a ser la ocasión de hacerlo! (Prat), ni mucho menos aceptar la "propuesta indecente" que había recibido hace un rato, es que "el amor"pienso, así no se vale. ¡Cuestión de principios!.

Desde ese día atiendo los eventuales requerimientos de ese jardín infantil, y aunque la mayoría de esas "responsables", ya no se encuentren ahí laborando, de todas maneras las "nuevas", también saben de lo que un día ahí........ ¡"casi ocurrió"!.

Roberto = Robertito, querubín, enano, aventurero, barraco

gritón, chico, flor, párvulo, pequeño aventurero, y

precoz patiperro, ya debe ser.........

¡todo un adolescente,...... de pasado indemne!.

FIN